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Cuando logramos ingresar por la puerta de las emociones, a través de los canales perceptivos de la gente, sus energías cambian… Esto es lo que sucede cuando trabajamos con fotografías.
Como dice Fryer, “las fotografías se pueden utilizar como un incitador para ayudar a surgir las memorias o experiencias que están presentes más allá de la consciencia. Las experiencias del pasado viven en el presente y pueden ser llevadas al futuro…”
El trabajo con fotografías adquiere un valor en sí mismo, estimulando un diálogo entre el presente y el pasado atascado en alguna parte de nuestro interior, porque enfrentarlo es muy doloroso.
Esto ayuda a conectarse con estos atascamientos internos, con nuestras sombras (Jung), para darles salida a través de la acción. Así se logra una auto-transformación, es abrir los cajones internos que están cerrados con candados para abrirlos gradualmente contenidos por un facilitador.